LegalizaciĆ³n de drogas



Ya sabemos en nuestros adentros que libertad incluye el derecho (el riesgo) de dañarse a si mismo. Es algo que hace todo el mundo y todo el tiempo. Gentes participan en deportes peligrosos, por ejemplo hacen el boxeo, toman parte en una carrera, hasta el futbol es un deporte bastante peligroso y el gobierno no prohíbe que uno tome parte en esos acontecimientos. Ni siquiera está prohibido apostar dinero, sexo inseguro y bunjee-jumping. Borrachera no está prohibida mientras no estás molestando a nadie y si tú quieres tomar un dosis mortal de drogas de sexo, es tu derecho. El ser humano elige en toda libertad haciendo esas cosas peligrosas.

Si tú tienes un hijo en la edad del pavo ya sabes que es imposible decirle que no tenga que ir en motocicleta porque es demasiado peligroso. Tarde o temprano tendrá que ocurrir. En los hospitales saben cuales son las heridas de los motociclistas y todo el mundo sabe que son muy peligrosas las motocicletas. Pero, no hay gobiernista que piensa en prohibir por la ley las motocicletas.

No estamos recomien-do el consumo de drogas

Legalizar las drogas no viene a ser lo mismo que recomendar a usar las drogas. Sabemos todos que el hecho de que está permitido usar alcohol, no es lo mismo que recomendar a usar alcohol.

Enfatizamos que sólo legali-zando las drogas una sociedad será capaz de ejercer algún control sobre el uso de las drogas quitandolas del circuito criminal. Mientras hay drogas, no sólo serán usadas clandestinamente sino también será estimulado el uso ilegal porque el traficante tiene motivos suficientes para estimular el uso, es decir, muchísimos dólares fáciles.

No causa asombro que los traficantes se encuentran cerca de las escuelas donde los jóvenes son víctimas rápidas. Cada vez hay más jóvenes para vender las drogas porque ellos quieren ser parte del grupo y así siguen fácilmente a los jefes de los grupos. Pero, la histeria persiste.

El público en general insiste al gobierno a que gaste una considerable cantidad de dinero a luchar contra las drogas así que los traficantes no se queden a las cercanías de las escuelas. Quítale la ilegalidad al uso de drogas y los traficantes ya no tienen motivos para convencer a los jóvenes y su comercio se cae en el agua. En el momento que los gobiernos paren gastar grandes sumas de dinero luchando el mundo de los narcotraficantes, esos mismos traficantes ya no pudieran ganar dichas sumas de dinero y no se quedarían a las cercanías de nuestras escuelas. Nuestros hijos ya no correrían el riesgo de caer en las manos de un traficante desalmado. Gastaríamos menos, pero sigue continuando la histeria de las drogas.

Las cárceles están repletas

En todo el mundo las cárceles están repletas y cuestan cantidades astronómicas pero en los últimos cincuenta años no ha disminuido el consumo de drogas, en cambio, a pesar de todo el dinero que es gastado, todos los esfuerzos son en vano.

La guerra contra la droga nunca puede resultar victoria - no importa lo que significa. Necesitamos el dinero y los recursos para combatir la criminalidad y la pobreza. Pero, sigue continuando la histeria de las drogas.

Sabemos que un día la masa también va a entender que esa guerra es una guerra ya perdida. Por qué los gobiernos tardan tanto en reconocer que no pueden ganar? Será porque se ha desarrollada una industria gigante en relación con el mundo de los narcotraficantes, tanto legal como ilegal? Los trabajadores de ambas partes de esa industria temen perder su empleo. En la parte legal los aduaneros, los agentes de policía, los carceleros, los abogados, los jueces y en la parte ilegal los narcotraficantes y los contrabandistas.

Hay policías y aduaneros que están tan acostumbrados recibir sobornos que ya no pueden vivir sin esos importes. Por eso, rechazan cada intento de legalizar las drogas de modo que sigue continuando la histeria de las drogas.